La dislalia es un trastorno de la articulación del lenguaje caracterizado por no tener ninguna causa orgánica ni neurológica que pueda explicar esta dificultad que muchos niños presentan.
Las dislalias pueden darse por distintos tipos de errores.
Sustitución: cuando el niño/a articula un fonema en lugar de otro que le es difícil pronunciar o puede ser, también, que se dé un error en la percepción auditiva y no discrimine entre los dos fonemas.
Por ejemplo: “deche” en lugar de “leche”.
Distorción: se produce cuando el niño/a emite un sonido de forma distorsionada e incorrecta. Suele deberse a una posición incorrecta de los órganos articulatorios, a una falta de control del soplo, a la falta de vibración de las cuerdas vocales, etc…
Omisión: se da cuando el niño/a no articula los fonemas que no domina, por lo que los omite en sus emisiones.
Por ejemplo: “cuato” en lugar de “cuarto”.
Inserción: se produce cuando el niño/a añade un fonema para articular otro más dificultoso.
Por ejemplo: “palato” en lugar de “plato”.
Rotacismo: Es la dificultad para pronunciar bien el fonema RR y en general es un trastorno pasajero. La RR es un sonido complicado para pronunciar y por eso es uno de los últimos en adquirir. La “RR” es una consonante alveolar, cuyo sonido se consigue haciendo vibrar la punta de la lengua contra el paladar. Cuando el niño no logra hacer correctamente esta articulación, hay que enseñárselo.
Sigmatismo o Seseo: es la dificultad para pronunciar bien el fonema “S”. Puede suceder que la punta de la lengua se adelante y pase entre los dientes haciendo el sonido de la “Z”. Probablemente se trate de un niño que tiene
respiración bucal. También es frecuente que la “S” sea reemplazada por el sonido “T”. Muchas veces la familia utiliza un lenguaje aniñado porque se trata del “bebe de la casa”.
En ambos casos, primero se determinará el origen del problema y luego se llevará a cabo una terapia trabajando los músculos de la cara, de la lengua y la respiración para conseguir que el niño pronuncie adecuadamente. El tiempo que demore en corregir la pronunciación depende de cada niño y del grado de dificultad que presente, puede durar semanas o meses.
Entonces, empecemos a trabajar juntos!